En este sentido, un grupo de investigadores del Hospital Universitario de Canarias de Santa Cruz de Tenerife ha publicado, en la revista Nefrología, un estudio clínico de un paciente nigeriano de 42 años que había recibido un trasplante renal de donante vivo ABO compatible genéticamente relacionado (hermano) HLA idéntico.
Antes del trasplante renal, tanto donante como receptor, presentaban los siguientes resultados positivos: Mantoux y serologías para citomegalovirus, virus del herpes simple, virus de Epstein-Barr y virus de la varicela zóster IgG. Los resultados fueron negativos para los siguientes análisis serológicos: Leishmania spp, Strongyloides spp., Schistosoma spp., Plasmodium spp, virus de la leucemia/linfoma de células T humanas I/II. El análisis de parásitos en heces y orina fue también negativo.
Según señalan los investigadores, tanto la nefrectomía derecha como el trasplante transcurrieron sin incidencias y no requirieron transfusión de hemoderivados. El receptor recibió inmunosupresión con basiliximab, tacrolimus, micofenolato y una pauta de suspensión precoz de esteroides. La profilaxis infecciosa se llevó a cabo con valganciclovir, trimetoprim-sulfametoxazol e isoniacida.
El trasplante evolucionó con función renal inmediata y creatinina al alta de 1,78 mg/dl, con un aclaramiento de creatinina de 82 ml/min. En el ingreso, el paciente presentó como complicaciones seroma en región anterior al injerto, que fue drenado, y diabetes mellitus postrasplante, a pesar de sobrecarga oral de glucosa pretrasplante normal, probablemente debido a que presentó resultados positivos al virus de la hepatitis C con tacrolimus y a que el paciente era de raza negra, señalan.
Complicaciones postrasplante
A los 21 días del trasplante renal, el paciente acudió al servicio de urgencias por un síndrome febril con disuria leve, postración y cefalea de 48 h de evolución. Tras realizar las correspondientes analíticas, el sujeto ingresa a las pocas horas en planta de hospitalización con un diagnóstico de posible sepsis secundaria a pielonefritis del injerto. Asimismo, los médicos solicitaron al servicio de hematología un estudio de anemia hemolítica.
En la analítica solicitada, los científicos comprueban anemia con reticulocitos aumentados y test de Coombs directo negativo. Por otra parte, se visualizaron ejemplares de Plasmodium falciparum intraeritrocitarios, con grado de parasitemia inferior al 5%. Al realizar el diagnóstico de malaria, el paciente cumplía 4 de los 10 criterios de gravedad (parasitemia inferior al 5%, anemia grave, trombopenia e insuficiencia renal aguda).
Administración de tratamiento
El paciente comenzó un tratamiento inmediato con Quinimax® y doxiclina y suspendió el tratamiento empírico con ciprofloxacino tras la llegada del urocultivo negativo. El tratamiento se mantuvo durante 7 días con evolución favorable. Los hemocultivos y la PCR de citomegalovirus fueron igualmente negativos. A las 48 h, el paciente se encontraba asintomático con mejoría analítica. La parasitemia descendió al 1% tras 2 días de tratamiento, inferior al 1% al cuarto día y se negativizó al séptimo día.
Tras el análisis de este caso clínico, los investigadores consideran necesario realizar un cribado de paludismo mediante PCR tanto en donantes como en receptores de trasplante renal de donante vivo de áreas endémicas. Asimismo, sería bueno considerar el tratamiento del donante/receptor previo al trasplante debido a las limitaciones de estas técnicas en los casos de infecciones de bajo grado subclínicas.