Según han recordado en una nota, la prevalencia de esta patología se ha incrementado un 20% en los últimos 10 años en el país, con 1.211 personas afectadas por millón. De ellas, unas 6.000 cada año pasan a necesitar un tratamiento renal sustitutivo como consecuencia del deterioro de su función renal.
“Cada paciente que empieza a necesitar tratamiento renal sustitutivo le cuesta al sistema sanitario más del triple que uno que se encuentra en estadios iniciales”, señala el presidente del Congreso de la SEN, Pedro Abáigar Luquin, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Burgos.
“El coste medio por paciente del tratamiento renal sustitutivo es 6 veces superior al del tratamiento VIH y 24 veces superior al de la EPOC y el asma”, añade el nefrólogo, quien insiste en la necesidad de combatir el infradiagnóstico de esta patología (que se sitúa en el 25%) y fomentar su detección precoz “para evitar en lo posible que la enfermedad avance hasta estadios en los que la única alternativa será prácticamente el tratamiento renal sustitutivo”.
Epidemia silenciosa
El envejecimiento de la población, la diabetes o la hipertensión son algunas de los factores que explican el aumento de la prevalencia de la enfermedad renal crónica, que según los expertos se ha convertido en una “epidemia silenciosa”, ya que se calcula que en torno a un 25% de los afectados desconoce que padece la patología.
“A muy poca gente se le ocurre medirse la función renal todos los años cuando llega a cierta edad, y tampoco es habitual que digamos que tal o cual alimento o hábito, como fumar o el consumo excesivo de alcohol, perjudica la salud del riñón”, apunta, por su parte, María Dolores del Pino, la presidenta de la SEN, que busca cambiar esa tendencia con campañas como #CódigoRiñón. En esa línea se trabajará también en el Congreso de la SEN que tendrá lugar en octubre en Burgos.