De acuerdo con los autores, el impacto del rechazo agudo en la supervivencia del injerto renal es bien conocido; sin embargo, el pronóstico de otras entidades es incierto. El trabajo buscaba establecer el valor pronóstico en la supervivencia del injerto según las distintas categorías diagnósticas.
Para realizar el estudio, 2 observadores independientes revisaron los diagnósticos histológicos y reclasificaron según Banff 2013 un total de 495 biopsias renales realizadas por indicación a 322 pacientes entre 1990 y 2014. De ellas, 28 fueron no diagnósticas.
De las restantes, el 10,3% fueron normales (categoría 1), el 19,6% cambios mediados por anticuerpos (categoría 2), el 5,9% cambios borderline (categoría 3), el 8,7% rechazo mediado por células T (categoría 4), el 23,4% fibrosis intersticial/atrofia tubular (FIAT) (categoría 5) y el 26,5% otros diagnósticos (categoría 6).
Al aumentar el tiempo postrasplante, disminuyen los diagnósticos de categorías 1, 3 y 4 y aumentan los de la 5 y la 2. Asimismo, se observó peor supervivencia en injertos con diagnósticos de categoría 2. Los injertos con histología desfavorable (rechazo crónico mediado por anticuerpos, IFTA moderada-severa) presentaron peor supervivencia que los injertos con histología favorable (normal, necrosis tubular aguda, FIAT leve).
Según los autores, la categoría 6 es la más frecuente, pero se observa una modificación en la histopatología predominante según el tiempo postrasplante. “Los cambios mediados por anticuerpos se asocian con peor supervivencia del injerto”, añaden los investigadores, para los que la clasificación de Banff 2013 permite el diagnóstico histológico en el 95% de las biopsias realizadas por indicación.