En referencia a las muertes, la USRDS indica que comenzaron a disminuir desde 1996. Si se tiene en cuenta esta fecha, se puede decir que las defunciones por enfermedades renales han llegado a disminuir un 44%. El profesor de Medicina Interna de la Universidad de Michigan y, director de la USRDS, asegura que, aunque aparecen pacientes con enfermedades renales de carácter crónico, ya no se sufren complicaciones y es más difícil que mueran o sean hospitalizados de gravedad.
El estudio subraya que en 2015 se registraron 120.688 nuevos casos de enfermedades renales crónicas que, comprados con los 678.833 de 2013 permite ver el gran descenso de diagnósticos que ha habido. Los investigadores señalan que este descenso se debe a la efectividad del tratamiento utilizado, especialmente a la hemodiálisis, que incluye la eliminación y retorno de la sangre. Desde 2003 el uso de esta técnica ha aumentado un 63% y ha resultado beneficiosa para los pacientes cuyos riñones no limpian la sangre.
Los autores del estudio aseguran que, al disminuir la cantidad de pacientes que precisan de un trasplante renal, las listas de espera se han descongestionado, lo que facilita el trasplante para aquellos casos más graves que necesiten este órgano. Los médicos esperan ser capaces de diagnosticar enfermedades renales antes de que estas se manifiesten gracias a nuevos métodos que se encuentran en fase de desarrollo, según cita el estudio.