Tal y como recoge la agencia EFE, hasta ahora solo se podía saber en qué estado se encontraba el peritoneo a través de un test de equilibrio, una prueba invasiva de larga duración que requiere el ingreso ambulatorio del paciente, según informaba el centro hospitalario en un comunicado.
Los investigadores han descubierto que las vesículas extracelulares que se extraen del líquido de descarte de la diálisis peritoneal funcionan como “biomarcador del deterioro de la membrana” del peritoneo, lo cual permite actuar con mayor rapidez gracias a una técnica no invasiva.
El Grup de Recerca en Malalties d'Afectació Renal (REMAR) del hospital badalonés comenzó a estudiar estas vesículas en 2015. En estos momentos, se está llevando a cabo una segunda fase de la investigación, que consiste en realizar seguimiento a una veintena de pacientes para detectar un posible deterioro del peritoneo mediante esta técnica no invasiva.
La diálisis peritoneal es la primera opción de tratamiento domiciliario para enfermos renales crónicos; con el tiempo, sin embargo, implica riesgo de fibrosis y un deterioro de la membrana del peritoneo, ya que este se utiliza para eliminar el exceso de toxinas de la sangre, en sustitución del riñón. Esta técnica no invasiva permite detectar el posible desgaste de manera sencilla.