“En las grandes ciudades europeas como Londres ya hemos superado los niveles recomendados de contaminación. Estos resultados proporcionan otra razón por la que necesitamos frenar estos niveles que afectan a todos, pero más especialmente a personas con enfermedades subyacentes como el asma”, recalca Maria Belvisi, directora de la investigación.
Aunque estudios anteriores ya habían demostrado que la contaminación produce efectos negativos, todavía no estaba claro el mecanismo subyacente. Este equipo internacional pudo comprobar que los subproductos de la combustión del diésel, llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH, por sus siglas en inglés), estimulan los nervios de los pulmones.
Probado en tejido humano y ratones
Esta estimulación origina una respuesta refleja en las vías respiratorias que no se produce ante otras partículas de carbono. Según explican los investigadores, el tamaño de las partículas facilita que los productos químicos penetren profundamente en los pulmones y en las membranas transversales, donde se activan los nervios pulmonares.
El estudio se llevó a cabo en tejido pulmonar del nervio vago humano y en tejido nervioso de ratones que carecen de canales iónicos receptores de potencial transitorio, concretamente del potencial transitorio del receptor ankirina 1 (TRPA1). Estos 2 tipos de análisis sostuvieron la conclusión de las características perjudiciales del humo de diésel.
"Nuestro trabajo demuestra que las partículas del humo de diésel pueden activar estos canales iónicos y estimular los nervios pulmonares. Esto puede ser responsable de los síntomas respiratorios que vemos después de la exposición a la contaminación del aire urbano", explicó Belvisi.