que el paciente deje de respirar. Está asociado, explican desde la universidad, a una alta presión arterial durante el embarazo, lo que supone un factor de riesgo para que aumenten las posibilidades de tener un parto prematuro.
Son muchas las embarazadas con insomnio en algún momento del embarazo, pero los estudios anteriores no habían establecido una relación entre este aspecto y los partos prematuros. Teniendo en cuenta que consideraban normal los partos en la semana 37, los investigadores examinaron a bebes nacidos en la semana 34 y 36, y los compararon con los nacidos en la semana 34.
También evaluaron a 2.172 mujeres diagnosticadas con trastorno del sueño y contrastaron resultados del parto con un grupo elegido al azar de 2.172 madres sin ningún problema para conciliar el sueño.
El equipo comprobó que en las embarazadas con problemas de sueño predominaba el hecho de ser negra, tener 35 años o más, padecer algún problema médico (hipertensión, diabetes…) ser obesa o consumidora de droga o tabaco durante el embarazo. Estas mujeres tenían más posibilidades de tener partos prematuros.