El tratamiento de la EPOC y del cáncer de pulmón suelen tratarse con quimioterapia y corticosteroides inhalados, lo que facilita la entrada directa a los pulmones y un efecto rápido. Sin embargo, debido a que son muchas las partículas producidas por los inhaladores o pulverizadores, la mayor parte del medicamento se deposita en el tracto respiratorio superior y no alcanza las zonas profundas, lo que se solucionaría con la nanotecnología.
La función de los investigadores malasios es demostrar la eficacia de la nanomedicina, y evaluar cómo se comportan las partículas en el cuerpo, donde se acumula el fármaco y cómo interactúa con las células diana. El estudio, dirigido por Joseph Brain y Philip Drinker, se basa en determinar la forma de administrar el medicamento para alcanzar la dosis adecuada que afecte a las células diana, y en evaluar la medida en la que el fármaco, nanopartículas, pasa a diferentes órganos del cuerpo.
Los estudios se basan en años de experiencia en el desarrollo de la biología de los macrófagos, células grandes y especializadas que reconocen, envuelven y destruyen a las células diana como parte del sistema inmunológico.
La manipulación de las células inmunes representa una estrategia importante para el tratamiento de enfermedades pulmonares como la EPOC y el cáncer de pulmón, o de enfermedades infecciosas del tipo de la tuberculosis y la listeriosis.
El profesor Brain dejó constancia de que cada día los humanos respiran 20.000 litros de aire cargado de bacterias y virus, y que no hay que olvidar que la epidemia más mortífera del mundo fue un brote de gripe en el aire en la década de 1920 que mató a millones de personas.
La Nanomedicina pretende llegar a la zona afectada más rápido que con un tratamiento por vía oral o intravenosa. Los experimentos demuestran que una dosis del fármaco administrado directamente al tracto respiratorio alcanza concentraciones locales mucho más efectivas.
La EPOC afecta a más de 235 millones de personas en todo el mundo y está aumentando un 80% por el tabaquismo. Si a esto se añade la mala calidad del aire, se pronostica que pase del quinto al tercer lugar entre los problemas de salud más letales de la humanidad en 2030.