Los casos de ictus o accidentes cerebrovasculares en jóvenes están aumentando como consecuencia del estrés, el consumo de drogas y los accidentes de tráfico. Así lo ha recordado la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (ADACE CLM) esta semana en una rueda de prensa ofrecida con motivo de la celebración, este 29 de octubre, del Día Mundial del Ictus.

Según ha informado la agencia EFE, la presidenta de la asociación, Ana Cabellos, explicó que los expertos están estudiando ese repunte de casos de ictus en jóvenes, que en su opinión tiene que ver con el estrés y los malos hábitos alimenticios, así como con el consumo de sustancias estupefacientes que “te destrozan menos el cuerpo, pero más el cerebro y con mucha más rapidez”.

En relación con estos factores, la terapeuta ocupacional del centro de ADACE en Toledo, María Rodríguez, destacó el “impresionante” estrés que experimentan los jóvenes como consecuencia de la incertidumbre laboral y que está detrás, a su juicio, del incremento de los casos de ictus a edades tempranas. Casos que se pueden intentar prevenir controlando la hipertensión, el colesterol o la diabetes, que pueden “quemar y fatigar el cuerpo antes de tiempo”.

Los jóvenes, además, acuden a organizaciones como ADACE con lesiones provocadas por traumatismos craneoencefálicos como consecuencia de accidentes de tráfico. De igual modo, la asociación ha apreciado un crecimiento de los casos de anoxia -falta de oxígeno en las células, los órganos o la sangre-, que antes era irrevocable pero ahora se consiguen salvar vidas, aunque a veces hay “consecuencias”.