La proteína TREM2 ayuda a retrasar la progresión del alzhéimer, según un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Múnich (Alemania). El hallazgo abre una nueva vía de desarrollo de tratamientos para esta enfermedad neurodegenerativa. Los resultados del trabajo se han publicado esta semana en la revista Science Translational Medicine.
Tal y como ha explicado a EFE Marc Suárez-Calvet, uno de los autores del estudio, la proteína TREM2 se expresa en las células microglía. Estas están involucradas en la reacción inflamatoria que se produce cuando el cerebro sufre un daño a modo de protección. De acuerdo con la investigación, esa inflamación tiene un efecto beneficioso para la evolución del alzhéimer. Por tanto, potenciarla podría ralentizar la evolución de la enfermedad.
Según el investigador, esa modificación del curso del alzhéimer es factible, pero aún está lejos. En primer lugar, es necesario crear medicamentos que hagan la misma función que la proteína TREM2. Esto puede llevar años; sin embargo, el descubrimiento ha permitido definir una diana terapéutica “muy valiosa”. También ha servido para saber que esta terapia sería útil en las fases más tempranas.
Fin de la controversia
Hasta ahora, existían dudas sobre el papel de la inflamación y las respuestas inmunitarias en el caso del alzhéimer. Este hallazgo pone fin a la controversia y demuestra que las personas con mayores niveles de proteína TREM2 tienen mejor pronóstico. Para comprobarlo, los científicos han medido los niveles de proteínas en personas en fases muy iniciales de la patología. Además, se realizó un seguimiento de 11 años y medio para ver la evolución de la enfermedad.
“Esto puede servir para hacer más investigación e intentar predecir la evolución de los pacientes en estadios iniciales”, ha apuntado Suárez-Calvet.
En estos momentos, ya es posible predecir quién tiene más probabilidad de desarrollar alzhéimer. Para ello, se analiza el líquido cefalorraquídeo en busca de proteína betaamiloide; una proteína que acaba formando placas en el cerebro de las personas afectadas. “El cerebro es extremadamente complejo y las enfermedades neurodegenerativas no empiezan de forma repentina, sino que tienen un curso muy largo y lento por lo que son muy difíciles de estudiar”, ha subrayado.
Hoy por hoy, el alzhéimer es la demencia más común. Afecta a uno 46 millones de personas en el mundo y se calcula que la cifra podría triplicarse de aquí a 2050. Según la Fundación Pasqual Maragall, una de cada 10 personas mayores de 65 años padece esta enfermedad. Asimismo, apunta a un incremento de su impacto paralelo al aumento de la esperanza de vida de la población.