Los médicos llevaron a cabo una IRM avanzado para medir la recuperación cerebral según la estructura y el funcionamiento del cerebro en 27 atletas después de haber sufrido una conmoción cerebral. Los investigadores repitieron la prueba cuando los deportistas recibieran el alta. Compararon esos hallazgos con un grupo de 27 atletas universitarios no lesionados.
Los científicos descubrieron que los cambios de recuperación cerebral observados en la primera exploración por resonancia magnética aún estaban presentes cuando se autorizaba a los atletas a volver a jugar. “En la exploración tras el alta descubrimos persistentes diferencias en la estructura de la materia blanca del cerebro, los tractos de fibra que permiten que diferentes partes del cerebro se comuniquen entre sí. Los atletas que no había sufrido el trauma no tenían esta estructura”, escriben los autores.
El estudio también señala que se encontraron diferencias en la actividad cerebral de los atletas que habían sufrido daño. Estas diferencias se manifestaban de manera especial en áreas asociadas a la visión y la planificación. Los médicos analizaron a atletas varones y mujeres de 7 deportes diferentes de contacto y sin contacto. “Los hallazgos sugieren que después de una conmoción cerebral, los cambios en el cerebro persisten incluso después de que se hayan resuelto otros síntomas”, indica el doctor Nathan Churchill, autor principal del estudio.
"Esta es la primera evidencia concreta que tenemos de que el cerebro se queda atrás en términos de recuperación de una conmoción cerebral. Nuestro estudio muestra que las consecuencias neurobiológicas de la conmoción cerebral pueden durar más que los síntomas que buscamos para determinar si un atleta está listo para volver a jugar".