“La sanidad del futuro va a venir marcada por un cambio demográfico y un gasto en alza”, explica la directora asistencial del Hospital Universitario Vall d Hebron, Anna Ochoa, sobre una “casuística que va a suponer un verdadero reto de gestión”. La cirujana e internista ha sido una de las ponentes de la charla inaugural del XIV Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), en la que diferentes expertos han tratado de definir el perfil de los pacientes y profesionales que conformarán el nuevo modelo sanitario.
“Los cambios han sido muchos y han llegado de forma muy rápida -un niño nacido en 2014 tiene muchas probabilidades de llegar a centenario- pero los recursos son los que son”, recuerda la doctora Ochoa durante el evento, al que acudió MedLab Media Group. En este contexto, la experta apuesta por el progresivo abandono del hospitalocentrismo, que dará paso a un “sistema sanitario sin barreras entre la casa del paciente, el hospital y el centro de Atención Primaria”.
Según predice la directora asistencial, en 10 o 15 años se producirá un cambio de paradigma y el número de hospitales tenderá a disminuir. La tendencia, dice, será tratar al paciente lo más cerca posible de su hogar según el nivel asistencial que precise y reservar los hospitales solo a los pacientes más críticos o recién operados. “Cuesta pensar que un paciente que puede pasearse por el hospital no estaría mejor en su casa”, ejemplifica.
Esta mentalidad ya está empezando a calar entre los gestores del Vall d´Hebron; tanto es así que el centro planea derribar todos los muros que rodean el recinto y construir, en su lugar, calles que sirvan de unión entre los barrios colindantes. “Con ello pretendemos dar a los pacientes y vecinos un mensaje de que el hospital está integrado en el barrio”, explica Ochoa, “conversar con el paciente nos obliga a entender cuáles son sus verdaderas prioridades como usuarios”.
Pero ¿hasta qué punto está la sociedad preparada para opinar?, ¿cuál es el límite al empoderamiento del paciente? “No puede haber empoderamiento si no hay información”, responde Enric Barba, defensor del paciente de la European Society for Medical Oncology (ESMO) y miembro de las asociaciones española y europea del melanoma. “El propio paciente debe hacer un autoanálisis y entender qué sabe y qué no sabe sobre su enfermedad”, recomienda, “aumentar la formación del paciente le ayuda a tomar decisiones informadas y le permite formar a otros pacientes”.
Aunque aún no sucede en España, “hay muchos países en los que son las propias asociaciones de pacientes las que dan el visto bueno para que se pueda llevar a cabo un ensayo clínico”, ejemplifica Barba, “son pacientes muy bien formados capaces de tomar decisiones por el colectivo”. Por su parte, la doctora Elena Garralda, corrobora que, en la sanidad del futuro, el paciente será la base de la ciencia.
“Los protocolos de investigación son muy complejos, conllevan muchas horas y muchas pruebas invasivas como biopsias; sin embargo, cuando los pacientes entienden qué se les está haciendo y para qué, siempre quieren participar; son muy generosos”, celebra la directora de la Unidad de Investigación de Terapia Molecular del Cáncer (UITM) del Instituto de Oncología Vall d´Hebron (VHIO). “Es fundamental hacerles parte activa de los ensayos clínicos pero, para eso, hay que tener tiempo y recursos”, advierte.