Ha Sung Hwang y Yoon-Hyeong Cho, principales autores del texto, han relacionado la contaminación del aire -mucho ozono y poca humedad- con el síndrome del ojo seco, ya que la superficie del globo ocular está continuamente expuesta.
Partiendo de esta base, los científicos han querido realizar la primera investigación a gran escala sobre la asociación entre la patología ocular y el problema de salud pública que supone la contaminación en Corea del Sur.
Para ello, han contado con los datos de la Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición que se realizó entre enero de 2010 y diciembre de 2012. De entre el total de encuestados, se tuvieron en cuenta los datos de 16.824 personas, los que reportaron dolor o molestias oculares.
Por otro lado, 283 estaciones de medición ambiental recopilaron datos sobre los niveles de dióxido de nitrógeno y ozono, la concentración de partículas con un diámetro aerodinámico medio inferior a las 10 micras y las tasas anuales de humedad.
Los análisis de regresión logística multivariable, se llevaron a cabo a partir de dos modelos según su co-variable. De esta manera uno de ellos se controlaba por factores sociodemográficos y el otro sumaba a éstos los factores clínicos y de comportamiento.
En ambos modelos, el aumento de niveles de ozono en 0,003 ppm (partes por millón) se asoció con un aumento de los síntomas del síndrome. Así mismo, el aumento de humedad en un 5% provocó una bajada en las manifestaciones clínicas del ojo seco.
Sin embargo, “estos resultados son sólo asociaciones y no indican definitivamente una relación de causa y efecto entre el síndrome del ojo seco y la contaminación exterior", han apuntado los autores.
Ante la cuestión de por qué la contaminación no se había relacionado hasta hoy con el ojo seco, los autores señalan que el lagrimeo reflejo o el control cada vez mayor de los niveles de contaminación podrían ser la respuesta.