Así lo ha asegurado José Luis Fuster Soler, especialista en oncohematología pediátrica en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, Murcia, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Leucemia celebrado recientemente. Según estiman los expertos, la incidencia de la leucemia linfoblástica aguda disminuye entre los 14 y 29 años de edad, momento en el que empieza a considerarse una enfermedad rara en adolescentes y adultos jóvenes.
“El tratamiento estándar de la leucemia tanto en niños como en adolescentes y adultos se basa en la quimioterapia y, para un determinado grupo de pacientes, en el trasplante hematopoyético alogénico (de médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical). Además, “es preciso administrar un tratamiento dirigido al sistema nervioso central, ya que la barrera hematoencefálica impide la penetración correcta en esa localización de la mayoría de los fármacos administrados por vía sistémica”, recalca el especialista.
Asimismo, el especialista destaca la asparaginasa como “componente esencial en los esquemas de quimioterapia combinada para el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda, y esta ha ejercido un papel fundamental en el tratamiento desde la década de 1970”. Actualmente, existen 3 formulaciones de asparaginasa en Europa, si bien la PEG-asparaginasa es la formulación preferida en la mayoría de los protocolos actuales para el tratamiento de primera línea.
El experto explica la importancia fomentar la comunicación y colaboración entre los pediatras la oncohematólogos y los hematólogos. En este sentido, Fuster Soler considera que la actual Guía nacional de recomendación terapéutica para la leucemia linfoblástica aguda en niños y adolescentes es un buen ejemplo de la colaboración entre el grupo Sehop (Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas) y el grupo Pethema (Programa Español de Tratamientos en Hematología).