Todavía no se conocen las implicaciones que tiene modificar el metabolismo de los macrófagos a pesar de conocer bien su función el cáncer. Por esta razón, los científicos decidieron bloquear el gen REDD1 en los macrófagos, que estimuló el proceso por el cual el azúcar se transforma en energía (glucólisis celular).
Proporcionar glucosa a un tumor tiene un impacto perjudicial para las células que forman los vasos sanguíneos, pues se sobrecargan y comienzan a desarrollar una red caótica e irregular característica de cáncer. Cambiar su metabolismo provoca una competición por la glucosa entre los macrófagos y los vasos sanguíneos.
Cuando los azúcares son absorbidos por los macrófagos, los vasos sanguíneos ya no están hiperestimulados y su estructura se establece con normalidad. De esta forma, se establece una barrera en los vasos que evita que las células tumorales se diseminen por el torrente sanguíneo e invadan otros órganos y produzcan metástasis.
Además, los autores del estudio colaboraron con dos laboratorios del Centro de Investigación VIB de Bélgica especializados en la formación de vasos sanguíneos y metabolismo. Con su apoyo, investigaron las consecuencias de los inhibidores de mTOR, tratamientos oncológicos centrados en la reducción del crecimiento de los tumores.
Estos inhibidores no son del todo eficaces, según indican los investigadores, e incluso pueden aumentar la propagación del cáncer pues inhiben la glucólisis de los macrófagos. Por este motivo, continúan investigando si podrían utilizar los resultados del estudio para predecir la resistencia de los pacientes a los inhibidores de mTOR.