Según informa la universidad, la aMMN es una componente de la actividad eléctrica cerebral que responde a estímulos auditivos y que puede ponerse de relieve a través de un simple electroencefalograma (EEG), que recoge las ondas cerebrales generadas por dichos estímulos. Se usa como índice de memoria sensorial y de atención.
En este estudio participaron medio centenar de personas divididas en 3 grupos: uno formado por ancianos sanos (18 personas), otro por pacientes con deterioro cognitivo leve (12) y otro con diagnóstico de alzhéimer (19). Se expuso a todos los participantes a una serie de estímulos auditivos regulares interrumpidos por estímulos auditivos menos frecuentes (desviantes) presentados a intervalos intermedios cortos (400 milisegundos) y largos (4000 milisegundos).
Se obtuvieron los valores de aMMN en diferentes localizaciones cerebrales, frontales y temporales. Los resultados mostraron que, ante un sonido desviante de duración e intervalo intermedio corto, las personas con deterioro cognitivo leve respondían al estímulo en su localización temporal, mientras que las personas con alzhéimer lo hacían en su zona frontal.
Por su parte, los ancianos sanos respondían al mismo tipo de estímulo auditivo en ambas localizaciones cerebrales. Sin embargo, cuando los intervalos intermedios entre los estímulos administrados eran largos, la respuesta solo se obtenía en el grupo de sujetos con envejecimiento normal, concretamente en el lóbulo temporal cerebral.
Con estos datos, los investigadores concluyen que la aMMN podría ser utilizada como marcador para discernir entre un envejecimiento normal y uno patológico y para detectar el alzhéimer. “El aspecto interesante de ese marcador es que no es intrusivo, puede ser obtenido de forma pasiva, es un fácil de registrar y calcular y no requiere demasiada especialización técnica o computacional”, ha destacado Manuela Ruzzoli, autora principal del trabajo e investigadora de la UPF.