A partir de ahora, los pediatras podrán interpretar las necesidades de los bebés, según su llanto, con mayor exactitud dependiendo del idioma hablado por su madre. De esta manera, el dolor expresado por un niño europeo sonará de forma diferente al de un asiático, que en general presentan un grito más melódico.

Para probar el impacto de la inflexión tonal materna, los investigadores tomaron como ejemplo a 55 recién nacidos pequineses y 21 bebés de una zona rural al noroeste de Camerún. Gracias a una grabadora de alta sensibilidad, los científicos pudieron registrar los lamentos de los pequeños sin ningún tipo de estímulo adicional.

Tal como publica la revista especializada Speech, Language and Hearing, el llanto de los mandarines se caracterizó por 4 únicos tonos clave, similares a los de la lengua hablada materna y que producían un sonido casi musical; mientras, los africanos presentaron llantos con más matices y colores -en un registro que combina timbre e intensidad-, que imita el dialecto camerunés.

Estos niños llegaron incluso a mostrar “saltos entre los tonos más bajos y más altos del llanto”, ejemplifica Kathleen Wermke, directora del Centro alemán para los Trastornos del Desarrollo, “mientras, las lenguas de tipo europeo, como el inglés o el alemán, son más llanas, similares y parecen recibir menos impacto de la inflexión materna”.

Este estudio sugiere también la influencia genética entre madre e hijo. En ese sentido, retoma igualmente la idea de que el clima influye en la futura forma de expresión del niño, tal y como ya aventuró el Instituto Max Planck. Sus publicaciones defendían que “las lenguas tonales son más comunes en las zonas del mundo con una mayor tasa de humedad mientras las inflexiones son más limitadas en las zonas secas”.

Esto se explicaría teniendo en cuenta que “las cuerdas vocales más acostumbradas a la humedad podrían modular las palabras más fácilmente según el tono, atribuyendo distintas inflexiones a una misma secuencia de letras”. Por todo ello, y para garantizar el correcto desarrollo comunicativo del bebé, los científicos aconsejan a los pediatras que las madres “hablen” al feto o utilicen la nana como medio de comunicación.