Los investigadores señalan en la publicación que, "por razones obvias e indiscutibles", no son partidarios de la clitorectomía, pues, al igual que la ablación clitorídea, realizada por motivos religiosos, culturales o tradicionales, se produce una mutilación innecesaria sin reportar ningún beneficio a la mujer. Los médicos también subrayan que, por otra parte, actualmente pueden solucionarse estos problemas congénitos o adquiridos tanto con la técnica expuesta como con otras muchas más.
Los autores contextualizan el caso tratado en el estudio y subrayan que, embriológicamente, los 2 tercios dístales de la vagina proceden del seno urogenital, el clítoris del tubérculo genital, los labios mayores de las eminencias genitales, los labios menores de los pliegues uretrales y el vestíbulo o introito vulvar, que se origina al quedar abierto el surco urogenital. En los genitales externos femeninos se pueden observar diferentes grados de virilización, debidos a la actuación de las hormonas androgénicas séricas durante el embarazo o en los primeros años de vida.
En las primeras semanas del embarazo, los andrógenos actúan sobre los primordios genitourinarios y, en los primeros años de vida, sobre el clítoris ya formado. Los andrógenos (androsterona y androstenediona), que actúan sobre el feto en el embarazo, pueden tener un doble origen. Externo, cuando proceden de la madre por ser portadora de un tumor ovárico e interno, cuando al existir déficit de un enzima.