Tal como explica el paper, dirigido por el cirujano H. Steve Byrd, todos los pacientes, con una edad media de 12 meses, se sometieron a una exhaustiva evaluación para determinar el tratamiento adecuado según el tipo y gravedad de la malformación. Una vez establecidos los detalles técnicos, comenzaron 37 días de tratamiento que incluyeron una media de 6 visitas de seguimiento.
Los resultados fueron “buenos o excelentes” en el 97% de las deformidades simples y el 88% de las malformaciones complejas; tanto es así que, tras el tratamiento, el 70% de las lesiones por constricción pudieron clasificarse como “órganos sin deformidad”. Las únicas complicaciones detectadas fueron lesiones leves en la piel, que se disiparon al poco tiempo y reacciones alérgicas a la cinta adhesiva utilizada, que obligaron a detener 8 tratamientos.
“La oportunidad de llevar a cabo tratamientos precoces de este tipo puede verse obstaculizada por la dificultad para convencer a los pediatras de que, en la mayoría de las orejas deformes la autocorrección no es viable”, lamenta Byrd. Aunque el método EarWell no es una novedad, “la falta de conciencia sobre este tipo de alternativas no quirúrgicas es un factor muy limitante”, sentencia el experto.
La solución del problema a edades más avanzadas (4 o 5 años) también es posible; no obstante, “incrementaría los gastos y aumentaría la dificultad de la cirugía”, ya que la maleabilidad del cartílago sería menor. Generalmente, “las malformaciones del oído externo se ven como un defecto puramente estético y se ignoran por completo los efectos en el desarrollo físico y emocional del niño”, concluyen los creadores del producto en su web oficial.