Según informa la agencia SINC, los tratamientos preventivos actuales basados en fármacos y apoyo psicológico son efectivos solo en algunos casos. Cuanto antes se apliquen estas medidas preventivas más efectivos suelen ser, apuntan los responsables de este estudio. En su investigación, con ratones y personas, comprobaron que la expresión del gen Ppm1f (proteína fosfatasa 1f) es una de las alteraciones más comunes que ocurren tras la exposición a estrés traumático.
La expresión de dicho gen, destacan, está relacionado con la aparición del trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión. Este gen se encarga de regular la actividad de la proteína Camk2 (calcio calmodulina quinasa 2), esencial para procesos básicos del cuerpo humano como la memoria, las defensas inmunitarias y el funcionamiento del corazón.
Partiendo de que al administrar la hormona del estrés a las pocas horas de sufrir un incidente traumático se puede prevenir la aparición de enfermedades psicológicas, los investigadores administraron la hormona a los ratones una hora después de haber sufrido un acontecimiento traumático.
“Los resultados mostraron que, efectivamente, había una disminución de la aparición de los síntomas de ansiedad y depresión y, al estudiar los mecanismos por los que se producían estos efectos, vimos que esta hormona prevenía los cambios de expresión en el gen”, comenta Eric Velasco, investigador del INc-UAB y coautor del estudio.
Tras obtener estos resultados, los científicos están tratando de colaborar con otros laboratorios y obtener financiación para extender los estudios sobre el papel del Ppm1f en estrés traumático a otras enfermedades, como las del corazón o incluso el cáncer, sobre las que los eventos traumáticos pueden tener influencia.