Según un metaanálisis publicado por Cochrane Collaboration, paracetamol es uno de los fármacos más prescritos para pacientes con dolor lumbar agudo, sin embargo, su efectividad se encuentra en entredicho. Es por ello que los autores reclaman “guías de información para los médicos”.
Para llegar a esta conclusión, se realizó una evaluación de 1.825 provenientes de 3 ensayos clínicos, en 2 de los cuales los participantes padecían dolor de aparición repentina y reciente (agudo), mientras que en el tercero se incluían pacientes que llevaban sufriendolo más de 6 semanas (crónico).
En todos los ensayos se dividió a los participantes en 2 grupos. El primero era de control, mientras el segundo consumía entre 1 y 4 gramos de paracetamol en dosis únicas administradas por vía intravenosa u oral cada 24 horas y durante 4 semanas.
Tanto en el grupo medicado como en el grupo de control, la sensación de dolor fue decayendo según pasaban las semanas. Así, tanto los pacientes que consumían paracetamol como los que no señalaron un dolor agudo de 6 puntos sobre 10 al inicio del ensayo.
Este dolor agudo pasó a moderado -3,7 puntos en la primera semana-, y después a tipo leve -1,6 puntos sobre 10 en la semana número 2. Finalmente, en la semana número 12, el dolor se situaba en 1,2 puntos, es decir, en un dolor muy leve.
Tal como muestra el análisis, el fármaco contribuyó a paliar el dolor en la misma medida en que lo hizo el placebo. Sin embargo, no consiguió mejorar la calidad de vida ni la de sueño. Asimismo, 1 de cada 5 pacientes informaron de efectos secundarios, si bien estos no eran graves. En el caso de la osteoartritis, el beneficio del paracetamol era mínimo, de apenas 3/100 mm sobre el placebo.
“Es el momento de empezar a usar el cerebro”, retan los expertos, “hasta ahora hemos renunciado a cuestionar el paracetamol; hace más de 50 años que lo tenemos inculcado y nos decimos que ‘al menos es seguro’… pero puede no serlo”.
Lejos de aliviar el dolor, el paracetamol se ha asociado en varios estudios con una mayor mortalidad, efectos adversos cardiovasculares, gastrointestinales e insuficiencia renal. Asimismo, ensayos previos han evidenciado que los pacientes que toman paracetamol son 4 veces más propensos a tener resultados anormales en las pruebas de función hepática que los que reciben placebo.