“Salí del paritorio con la anestesia epidural y los sueros puestos y no llegué ni a pasar por mi habitación, me fui directamente a hacer el examen. De hecho, los médicos tuvieron que darse prisa para que llegara a la prueba”, ha explicado la médico, Carmen Truyols, en declaraciones a Europa Press.

Truyols es especialista en Anestesiología y Reanimación y, tras los 4 años de residente por haber aprobado las oposiciones, lleva 3 años seguidos de contratos temporales con la Comunidad de Madrid en calidad de trabajadora eventual. "Firmo contratos cada 6 meses o cada año, pero he llegado a firmar contratos para 2 meses", explica.

Por eso, cuando se apuntó al exame de la oposición (junto con otras 650 personas) para acceder a una de las 45 plazas fijas, avisó al tribunal de que estaba embarazada de 39 semanas y media y que podía ponerse de parto en cualquier momento. "Me dijeron que no había ninguna solución y que lo único que se podía hacer era mandar a alguien al hospital  para que me examinara”, asegura.

La médico asegura que una mujer, miembro del tribunal, le confesó que sentía vergüenza y que ella también era madre, pero que no había ninguna posibilidad más establecida. Tras dar a luz, le suturaron, le sondaron, le enseñaron el bebé y, acto seguido, le llevaron a un aula aislada dentro del hospital para hacer el examen. “Hice el examen sin haber dormido, sin poder mover las piernas por efectos de la anestesia y aun con sangrado, como es normal en las primeras horas después del parto”, cuenta Truyols.