El ADN circulante en sangre y semen podría ayudar a detectar anomalías en los espermatozoides indetectables con los métodos convencionales. Así se deduce de un estudio franco-español en el que participa Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen de reproducción asistida de Granada. Los resultados de la investigación se han publicado en la revista Journal of Gynecology and Women´s Health.

“La localización normal del ADN, la molécula portadora de la información genética necesaria para el funcionamiento normal de cada célula del organismo, es en el núcleo celular. Su liberación excesiva está provocada principalmente por el sufrimiento y la muerte de diferentes tipos de células”, explica el especialista en un comunicado, en el que apunta que en la actualidad existen análisis para determinar el origen del ADN circulante y, por tanto, de algunas patologías.

En el caso del ADN circulante originado en la línea de producción de los espermatozoides, añade, “no es solo una cuestión cuantitativa”. Según especifican desde la clínica, durante la formación de los espermatozoides se producen “importantes cambios” en determinados genes, lo que se conoce como evolución epigenética. No se altera la secuencia genética, pero se añaden factores no hereditarios que determinan hasta qué punto un gen va a permanecer activo o reprimido en cada tipo de célula. En los espermatozoides, estos fenómenos influyen en el desarrollo del embrión.

“Las anomalías de la impronta genética generalmente no impiden la fecundación, pero causan fallos de implantación, abortos espontáneos o anomalías de los niños nacidos”, aclara Tesarik, según el cual analizar la impronta de AND circulante proveniente de los testículos puede ofrecer información sobre riesgos potenciales.

De acuerdo con el especialista, la fecundación en casos de azoospermia obstructiva (ausencia de espermatozoides en el semen relacionada con la obstrucción de los conductos seminales) es “relativamente fácil”; es posible recuperar los espermatozoides quirúrgicamente de los testículos y usarlos para fecundar los óvulos mediante microinyección (ICSI). La azoospermia, sin embargo, puede deberse también a una producción defectuosa de los espermatozoides.

El análisis del ADN circulante del semen varones con este problema, dice Tesarik, constituye “un método no invasivo, en comparación con la biopsia testicular, que puede ser útil para predecir la capacidad de las espermátidas redondas de formar embriones normales y evaluar eventuales efectos de diferentes tipos de tratamientos realizados para mejorar su desarrollo”.