La hidroablación prostática robótica o Aquablation es una de las técnicas más novedosas para tratar la hiperplasia benigna de próstata, de acuerdo con el Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona, que ha realizado ya 15 intervenciones de este tipo; una cifra que convierte al catalán en centro de referencia en esta técnica en España, ya que es el que más operaciones ha llevado a cabo.
Según informan en una nota, la hidroablación prostática robótica consiste en la destrucción del tejido prostático mediante un chorro de suero fisiológico a temperatura ambiente que se introduce por vía transuretral a una velocidad cercana a la del sonido. No precisa que se realicen incisiones y se realiza con un robot, con la planificación previa de un cirujano, que mide el tamaño de la próstata y establece los límites de las estructuras anatómicas importantes que hay que preservar.
“Una vez decidida cuál es la zona de ablación que se va a realizar, es un robot quien la lleva a cabo de forma automática”, explica el responsable de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona, Enrique Rijo.
De acuerdo con el especialista, la hidroablación prostática robótica permite reducir “de forma significativa” la estancia hospitalaria, ya que se trata de una operación mínimamente invasiva. “La intervención se lleva a cabo a través del conducto de la uretra y entre 24 y 48 horas después se puede dar el alta al paciente sin necesidad de sonda”, añade el médico, que destaca asimismo la disminución de efectos secundarios respecto a intervenciones más tradicionales.
A esto se suma el hecho de que la hidroablación prostática robótica permite preservar la eyaculación hasta en un 90% de los casos, frente al 20% que la conserva completa tras una resección transuretral clásica; el resto se produce lo que se conoce como eyaculación retrógrada o seca. “Al ser posible marcar de forma muy precisa los límites donde se lleva a cabo la ablación, se conserva de forma completa los conductos eyaculadores”, explica José Antonio Lorente, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona junto a Óscar Bielsa.
“Es posible así preservar el veru montanum, que se contrae y facilita el paso de semen por los conductos eyaculadores. Otras técnicas no son capaces de hacerlo y la consecuencia es que el semen acaba en la vejiga”, añade el urólogo, que llama la atención también en el hecho de que esta técnica tiene un postoperatorio “más cómodo para el paciente”.
La hidroablación prostática robótica requiere entre 2 y 6 minutos para la ablación y entre 15 y 25 para la planificación (no más de 50 minutos en total). Está indicada para pacientes tanto con próstatas pequeñas como grandes. “Hasta ahora en las próstatas más grandes era necesario realizar cirugías abiertas. Aquí es posible operar también estas a través del conducto de la uretra”, aclara Bielsa.
La hiperplasia benigna de próstata es la enfermedad urológica más común. Se da en la mitad de los hombres mayores de 50 años. Es posible controlarla mediante tratamiento farmacológico en estadios iniciales, aunque cuando la próstata alcanza cierto tamaño, es necesario intervenir. Esa necesidad suele darse en pacientes con edad avanzada y comorbilidades. “En estos casos, siempre es más prudente emplear una opción que acarree menos riesgos quirúrgicos”, apunta el experto.