La litiasis o aparición de cálculos en el sistema excretor urinario es un problema muy frecuente que suele relacionarse con:
- Hábitos alimenticios.
- Una baja ingesta de líquidos.
- El sedentarismo.
Hasta un 33% de los pacientes con litiasis urinaria tienen antecedentes familiares y más del 50% de los cálculos tienen un origen genético o están asociados con alteraciones del metabolismo del calcio, del fósforo o del ácido úrico. Los pacientes con litiasis suelen tener dolor en la zona lumbar, que puede irradiar hacia el cuadrante inferior del abdomen y, en ocasiones, a la zona genital, lo que se denomina cólico nefrítico.
La nefrolitotomía percutánea consiste en desintegrar los cálculos o sus fragmentos desde la zona lumbar. Los especialistas acceden al riñón mediante una punción con aguja dirigida por ecografía o con control radiológico hacia el cáliz renal, preferiblemente, el inferior y posterior. Posteriormente, dilatan el trayecto hasta colocar un tubo denominado vaina de Amplatz, que permite introducir el nefroscopio.
El nefroscopio dispone de un canal de trabajo a través del cual se pueden aplicar distintas fuentes de energía (ultrasónica, balística, láser) para romper el cálculo. La nefrolitotomía percutánea “está especialmente indicada en litiasis renales alojadas en los cálices y la pelvis renal mayores de 2 centímetros o en más pequeñas que no respondan a otros tratamientos”, señala Luis Calahorra, jefe del Servicio de Urología del Hospital General Universitario de Ciudad Real.
“La técnica completa el arsenal a nuestra disposición para el tratamiento quirúrgico de la litiasis urinaria y puede extenderse a cálculos del polo inferior del riñón con factores anatómicos desfavorables para la litotricia y, si se introduce un instrumento flexible, se pueden tratar también litiasis en la parte alta del uréter”, añade Calahorra.